MI HOMENAJE A LOS 90 AÑOS DE LA UNIVERSIDAD CATOLICA: LA QUE YO RECUERDO

Hace algunos días, durante la hora de almuerzo me escabullí de mi oficina en el centro de Lima y enrumbé hacía el Fundo Pando, en Pueblo Libre. Tenía que devolver unos libros a la biblioteca central y andaba preocupado porque debía haberlos entregado el día anterior.
De partida creo que debería confesarlo mis queridos lectores: a los 41 años he vuelto a ser estudiante en la Católica.
Por esta razón, tuve la suerte, esa tarde, de almorzar nuevamente en la Cafetería de Artes, luego de casí diesiete años. El menú, la verdad, me pareció bueno y la vista mejor. Pero, por cierto, han habido algunos cambios en estos diesiete años: la "Cafeta" de Artes ahora tiene una placa que algunos estudiantes le dejaron en el 2003: "A la mejor Cafetería de la Universidad". A juzgar por el menú, es posible que ello sea cierto.
Volviendo al tema de la biblioteca, en aquella época -- cuando terminé la Universidad, hace 17 años --, se tenía que utilizar un fichero para buscar los libros. Hoy en día, eso ha cambiado. Mis queridos amigos, les cuento que hoy, desde cualquier lugar con conexión de internet (a nivel global, se entiende), se pueden buscar los libros que uno requiera en la Católica y saber si están disponibles o cuando lo estarán. La tecnología, que le dicen.
Sin embargo, hace diecisiete años la universidad también estaba menos sobrepoblada en relación al 2007. Hoy en día, hay más gente, aunque los jóvenes, siguen siendo jóvenes, es decir alegres. Aunque, también he notado que hay más personas que vienen de barrios más lejanos. Sobre todo, me parece reconocer más rostros de gente de Lima Norte y Lima Sur. Que bueno, esa es una buena noticia, creo. Hoy, con los años, la Católica, -- cuando entrecierro los ojos --, me parece un club, al que le faltan las canchas de tenis y de golf, pero que, en cambio, me parece que le sobra la inteligencia. Sobre todo, porque al menos hay una convivencia pacífica de peruanos de diversos fenotipos. Es esa inteligencia y dedicación y el reconocerse parte de esa Universidad la que creo que hace que nos respetemos entre nosotros. La Católica es, a no dudarlo, la "Harvard" de este mediano país de sudamérica.
La reflexión también me lleva a felicitar a ese sabio producto que son las "pensiones diferenciadas", que dicho sea de paso, me permitieron a mi estudiar y terminar mi carrera de Derecho. (Hoy en día, como alumno del Doctorado, estoy inscrito en la escala más alta de la Universidad y la verdad, hay que confesarlo, cuesta bastante). Esas "pensiones diferenciadas" creo han sido una de las mejores acciones afirmativas "solapa" que se han hecho en el país. Gracias al Padre Dinthilac y a Don José de la Riva Aguero.
He notado también, con preocupación, que las áreas verdes (los que me conocen saben que tengo una deformación ecologista y de defensa de los derechos humanos) han ido cediendo el paso a más construcciones de cemento. La verdad entiendo la lógica: hay más alumnos y hay que hacer más salones, pero ¿y las áreas verdes?. Hace algunas semanas pude apreciar una fotografía aérea de la Católica y ví en toda su extensión el jardín que queda frente a la biblioteca. No sé porque, pero, -- por deformación diplomática creo --, me hizo recordar al Central Park de Nueva York. ¿El "Central Park" de la Católica?, por favor no construyan más edificios, please. Otrosi digo: Junto a los jardines, he visto más libertad sexual, más al estilo Holanda o Estados Unidos. En buena hora creo, pero respetando las creencias de los demás, especialmente las de los mayores que creo será más difícil que lo acepten.
Yo dividiría mi experiencia universitaria (como creo casi todos mis compañeros) en dos: Letras y Derecho.
En Letras había que sobrevivir. Las mates, lógica. Vaya que era difícil. En cambio en humanidaes mejor. Me saqué el mejor parcial en Realidad Social Peruana con Don Henry Pease (20 ah…) y la mejor nota en el curso de Filo I con el maestro Salomón Lerner. Nada mal, para un muchacho de Santa Catalina, un poco tímido, asustadizo y creo con un poco de esquina. Un referencia más, el maestro Luís Jaime Cisneros. Grande, muy grande, de los mejores.
De esa época es la revista estudiantil "Utópicos", que la verdad nunca compitió con "Connotas", que siempre fue mejor y más estructurada. La nuestra era una respuesta más o menos emergente a la otra revista y alcanzamos los dos números. Un mérito, de verdad. Me acuerdo de esa época de Carlos Herrera, de Marthita Oshiro, de José Flores (entrañable amigo que se nos fue en un accidente de avión hace un par de años viajando a Rioja y autor de "la página del resentido" de "Utópicos"), en fin también me acuerdo de Pocha Meza, nuestra lideresa de los derechos humanos, Victoria Santa Cruz y algunos amigos y algunas amigas más, que espero me disculpen por no acordarme de sus nombres.
En mis años dorados en Derecho (facultad a la que creo ingresé por un criterio práctico pues aparentemente de la Sociología no iba a poder sobrevivir), hubo bastante diversión (en las encerronas) y cursos bien serios (por ejemplo, Familia I con el maestro Cornejo Chávez). Profesores de todas las tendencias políticas, aunque a mi me gustaban más los que veían temas sociales: laboral, internacional, constitucional, ambiental, eran los cursos de mi predilección. Civil y Penal en cambio, había que aprobarlos. No puedo dejar de recordar aquí al Dr Armando Zolezzi, en su curso de Tributario, buenísimo y gentil.
También vale mencionar al maestro Carlos Enrique Becerra Palomino, extraordinario profesor y amigo...
En el plano político universitario también recuerdo con aprecio a varios compañeros que estuvimos alrededor del Centro Federado y de la Federación Universitaria, reuniéndonos en las cafeterías y conspirando, casi diariamente, durante los años 87 y 88.
Luego de esos 17 años, esos muchachos con los que algunas veces todavía me encuentro ya se han vuelto profesionales y algunos hasta tienen familias. Hay casados y divorciados como yo. Esos muchachos del Centro Federado yo los dividía en aquella época en derechistas, izquierdistas y Arielistas (porque eran del Are, la Alianza Revolucionaria Estudiantil). Epocas donde era más fácil categorizar a la gente. Ahora, la verdad, ya no es tan fácil.
No voy a decirles quienes eran de derecha o izquierda ahora porque la verdad, con los años las fronteras se han ido borrando un poco y además algunos de ellos como Vargas Llosa, ya han cambiado incluso de sus ideas primigenias. Pero la edad y mi estada de diez años en Europa y los Estados Unidos, me ha hecho ser más tolerante. Finalmente, ahora sólo somos amigos.
Por ello, quiero dejar testimonio que recuerdo con especial aprecio a Eloy Espinosa, a Martín Tanaka, a Mario Castillo, a Vitaliano Gallardo, a Carlos Zapata, a Luz María Cerrón, a Carla Chipoco, a Paco Echeandía (que en paz descanse), a Ricardo León, a Mario Saldaña, a Felipe Quea, a Sergio Oquendo, a Javier Torres Seoane, a Wilfredo Ardito, a Eduardo Villanueva (experto en temas de educación y nuevas tecnologías), a Marco Antonio Santivañez, al gran Silvio Rendón (Director de "Connotas", para siempre), a Dino Torres, a Nano Guerra-García, a David Gamarra, a Antonio de la Haza, a Gustavo Bonelli, a Gabriella Vasallo, a Violeta Bar, a Sonia Rivera, en fin a muchos otros amigas y amigos más que ahora no recuerdo, pero que saben que los aprecio, aún a la distancia. Algunos dicen que somos la generación de recambio, y yo digo: habrá que ver.
Bueno y para finalizar, decirles muchachos que 90 años no son nada, esperemos a los 100 !!!!!….Feliz cumple Católica, merci beacoup Padre Dinthilac.

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