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Mostrando entradas de septiembre, 2009

TODOS LOS HERMANOS ERAN VALIENTES

Por Javier Rupérez, Embajador de España (ABC, 30/08/09): Fue en Los Ángeles, en el verano del año 2000, con motivo de la convención demócrata que habría de elegir a Al Gore como candidato a la presidencia de los Estados Unidos para las elecciones de noviembre. En la larga lista de los notables que estaban tomando la palabra para endosar la candidatura del todavía vicepresidente de Bill Clinton era Ted Kennedy al que correspondía la última de las presentaciones. Y el avejentado senador, pasado abundantemente de peso, castigado por la artrosis, lento de movimientos, pareció transformarse ante los micrófonos y atronó el gigantesco local con su bien modulada voz de barítono celta para anunciar que en aquella ocasión, rompiendo una práctica en su comportamiento político, apoyaría públicamente a un candidato demócrata a la presidencia del país. «Manifestando mi solidaridad con la candidatura de Al Gore», dijo, «es sólo la tercera vez que ofrezco mi endoso. Las otras dos veces que lo hice», c

EL ALA MAS LIBERAL DEL PARTIDO DEMOCRATA

Por Gustavo de Arístegui, diplomático, diputado por Zamora y portavoz de Asuntos Exteriores del Partido Popular en el Congreso (EL MUNDO, 27/08/09): La muerte de Ted Kennedy nos obliga a reflexionar sobre la naturaleza de la política en EEUU y sobre la reciente historia de ese gran país. Los Estados Unidos de América son un país heterogéneo. Muy pocos lo conocen verdaderamente. De hecho, hay muchos Estados Unidos. La costa Este, Nueva Inglaterra y la Commonwealth -que no Estado- de Massachussets, es claramente una parte muy diferenciada del resto de EEUU. Es, como reza la matrícula de los coches de Massachussets, «el espíritu de América», donde los WASP (blancos, anglosajones y protestantes) construyeron su reino de poder. Sin embargo, es también donde la apertura y el liberalismo arraigaron antes y donde la tolerancia se hizo casi religión, extendiéndose al resto de la nación. Las cosas se tienen que poner en su contexto. La elección de John F. Kennedy como presidente fue una revoluci

¿EL ULTIMO KENNEDY?

Por Gorka Angulo, periodista (EL CORREO DIGITAL, 27/08/09): La muerte de Edward Kennedy supone, en primer lugar, el final de una era en la que los políticos tenían una auténtica vocación de servicio público movida por el idealismo y el compromiso permanente. Ted Kennedy era por su edad, mentalidad y trayectoria todo un referente moral en el Senado norteamericano, por su trabajo infatigable en comisiones ligadas a cuestiones sociales, pacifistas o humanitarias como el control de la venta libre de armas en EE UU, una sanidad pública para millones de ciudadanos desfavorecidos o la mediación discreta y exitosa en algunos conflictos, el más destacado, por cuestiones sentimentales, el de Irlanda del Norte. Carecía del encanto y la formación de sus hermanos, pero no dejaba de ser un auténtico bostoniano, los verdaderos aristócratas norteamericanos de riñón bien cubierto, cabeza bien amueblada y militantes de causas imposibles para una sociedad en la que priman el pragmatismo moral y el éxito

RECUERDOS DE EDWARD KENNEDY

Por Norman Birnbaum, catedrático emérito en la Facultad de Derecho de la Universidad de Georgetown. Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia (EL PAÍS, 27/08/09): En el momento de su muerte, el senador Kennedy no sólo era el orgulloso heredero de una extraordinaria tradición familiar de compromiso político, sino la voz indiscutible del progresismo estadounidense y su representante más eficaz en las instituciones del Estado. Si hubiera podido permanecer en activo en el Senado estos últimos meses, el miserable debate sobre la reforma de la sanidad quizá habría adoptado un cariz muy diferente. El senador no se limitó a seguir los pasos de sus hermanos asesinados. Al principio, su camino fue no sólo vacilante sino autodestructivo. Se redimió a base de mucho trabajo y lo que seguramente era un enorme volumen de disciplina interna, además de un fuerte apego -aunque no siempre evidente- a las tradiciones sociales del catolicismo. Era famoso por reclutar para su equipo en el Senado a jóvenes p