LA POLITICA AMBIENTAL PERUANA Y EL PROTOCOLO DE KYOTO

A inicios de este año[1] entró en vigencia el Protocolo de Kyoto sobre Cambio Climático. Con ello culminó un largo proceso que empezó en 1997 – año de la adopción del Protocolo -- y que ha concluido con la adhesión de la Federación de Rusia, la que ha permitido que el Protocolo entre en vigencia este año. [2]

El presente artículo intentará abordar desde una perspectiva jurídico y política los elementos más relevantes de la negociación, los intereses de los actores principales de ella y buscará establecer que posibilidades, retos y ventajas le presenta al Perú este instrumento internacional.



1. LA VISION HISTORICA: LA CONVENCION MARCO DE CAMBIO CLIMATICO Y EL PROTOCOLO DE KYOTO


La Convención Marco de Cambio Climático (CMCC), fue parte de un esfuerzo que se inició en la Conferencia de Río de Janeiro sobre Medio Ambiente y Desarrollo de 1992. En aquella ocasión, los representantes de los países del mundo adoptaron el texto de la Convención que luego entraría en vigencia.[3] La CMCC y su instrumento sucesivo: el Protocolo de Kyoto tienen como objetivo primordial proteger a la tierra del llamado efecto invernadero.

Por cuestiones metodológicas, es necesario explicar que este fenómeno se produce cuando al aumentar la producción de determinados gases generados por el hombre – los gases invernadero --, la capa atmosférica se hace tan densa, que permite el paso libre de los rayos solares pero impide su salida en las mismas proporciones, lo que origina que el clima de la tierra sufra un incremento de temperatura. Esto es así, porque, estos gases, absorben una mayor parte del calor producido que queda incluido en el ambiente de la tierra. Estos gases a que se hace referencia son, entre otros, el vapor de agua, el dióxido de carbono, el metano, el óxido nitroso, el clorometano y el ozono troposférico.

El Protocolo de Kyoto ha significado la concreción de los objetivos de la Convención de Cambio Climático, pues a través de él se han cuantificado los límites, plazos y metas en relación a los gases de efecto invernadero propuestos en la CMCC de 1992. En los diversos artículos del Protocolo se desarrollan las obligaciones asumidas por los países desarrollados, todos ellos parte del anexo I de la CMCC. Una muestra de ello es el artículo 3 del Protocolo de Kyoto, que señala que los Estados Parte incluídos en el anexo I, deberán reducir para el período 2008-2012 sus emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI´s) en no menos de 5% de las emisiones que tuvieron en el año de 1990.

Del mismo modo, con el propósito de poder llevar a cabo las metas establecidas en este Protocolo, se han establecido tres mecanismos que contribuirán a la reducción de las emisiones de los GEI´s. Estos mecanismos son: 1.- el Comercio Internacional de Emisiones (CIE), 2.- la Implementación Conjunta (IC); y, 3.- el Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL). Estos mecanismos también se han denominado mecanismos de mercado (market mechanisms) o también se han llamado inicialmente mecanismos de flexibilidad ("flex-mechs").[4]

De estos tres mecanismos, esté último el MDL, es el único que tiene aspectos muy interesantes para los países en desarrollo, -- incluído el Perú --, sobre todo por su posible contenido de inversiones y financiamiento futuro en medio ambiente.

3. LA VISION POLITICA: LAS POSICIONES DE LOS ESTADOS UNIDOS, LA UNION EUROPEA Y EL JAPON


En el devenir del Protocolo de Kyoto ha habido un interés sustantivo por parte de países como la Unión Europea y el Japón (por ser el país anfitrión), que son señalados como los actores principales de las negociaciones sobre este tema. Otro actor que es parte importante es los Estados Unidos de América, la nación más poderosa del mundo y responsable del 25% de las emisiones de CO2 generadas entre 1950 y 1990 y del 36% de las emisiones globales de los gases invernadero sujetos al Protocolo de Kyoto. Como se sabe Estados Unidos no es parte del Protocolo.
Para nadie es un secreto que, en la elaboración del Protocolo de Kyoto, hubo duros enfrentamientos entre la Unión Europea, los Estados Unidos y el Japón por el tema de los mecanismos y medidas que deberían implementarse.[5]
Esto motivó que en el texto final se recogieran metas que aunque moderadas implicaban tocar directamente intereses industriales e involucrar a estas industrias en la reducción de las emisiones de gases de “efecto invernadero”, máxime cuando se sabe que el “efecto invernadero” tiene como causa la industrialización y los patrones de consumo insostenibles de muchos países desarrollados.
Así, el Protocolo de Kyoto es importante porque se contrapone a uno de los componentes que ocasiona el efecto invernadero: la industrialización, sugiriendo a las corporaciones de la industria al uso de tecnologías limpias. Asimismo, plantea el gran reto a los gobiernos de trabajar en el rubro del transporte y sus efectos nocivos para el cambio climático.
Existen dos razones por las cuales los Estados Unidos se oponen al Protocolo de Kyoto. La primera es una razón económica. Esta posición fue conocida desde 1997, la fecha de adopción del Protocolo de Kyoto. En aquella ocasión en el Senado de los Estados Unidos se aprobó la resolución bipartidaria: Byrd (Demócrata) – Hagel (Republicano) que entre otros temas señaló que: “Los Estados Unidos no serían signatarios de ningún protocolo u otro acuerdo relativo a las negociaciones en Kyoto en diciembre de 1997, o en algún tiempo futuro (…) (que) pudiera resultar en serio daño a la economía de los Estados Unidos”.[6]
La segunda razón es una de seguridad. Tal como ha señalado el Senador republicano por Nebraska Hagel: “la política exterior de los Estados Unidos no puede ignorar la seguridad energética global”[7]. La economía e industria de los Estados Unidos son fuertemente dependientes del petróleo y del gas natural y por ello este país debe garantizar un estable y seguro abastecimiento de estas fuentes de energía hacía su territorio.[8] Por otro lado, China y la India – países considerados en desarrollo – no están incluídos en los compromisos del anexo I del Protocolo de Kyoto, lo cual también es una preocupación para el gobierno de Washington, en el mediano plazo.
Sin embargo, desde la sociedad civil norteamericana hay buenas perspectivas. En el tema de los mercados de carbono – el centro de la propuesta del Mecanismo de Desarrollo Limpio que promueve el Protocolo de Kyoto – es importante señalar que hay nuevas iniciativas: “uno de los más importantes programas voluntarios es una alianza innovadora entre empresas y gobiernos locales (en el denominado) proyecto para el Intercambio Climático de Chicago (Chicago Climate Exchange)”.[9] Este programa empezó a operar en el 2003 y eventualmente se podría expandir a toda norteamérica y más allá. La fase inicial de este proyecto esta constituído por ciudades como Chicago y México, un gran número de compañías que generan gases invernadero, grupos agrícolas y forestales que podrían generar créditos de carbono y venderlos y grupos conservacionistas. Este es un esfuerzo valioso que no debe soslayarse.[10]
Por otro lado, los europeos tienen una visión diferente, más relacionada con los negocios. Un estudio del Ministerio del Medio Ambiente de los Países Bajos ha estimado “un mercado futuro de cerca de 1.8 trillones métricos de toneladas de dióxido de carbono”[11] incluso si los Estados Unidos no adhieren al Protocolo de Kyoto. Iguales estudios han sido hechos por el Banco Mundial que estima un “mercado de 10 millones de dólares para el 2005”.[12] . Por ello varios países de la Unión Europea han financiado proyectos en países en desarrollo, sobre todo en bosques, donde se cree hay un gran potencial económico para la reducción de gases de efecto invernadero.
Pero aunque negocios son negocios, no todos los europeos están de acuerdo en este tema. Lord John Browne, CEO de BP plc. (British Petroleum) ha señalado que es importante también incluír a los países en desarrollo en los compromisos de Kyoto, ya que, en la actualidad, son los países desarrollados los que tendrían la mayor responsabilidad en el cumplimiento de este instrumento internacional, al establecerse fechas de cumplimiento para la reducción de la emisión de los gases invernadero de acuerdo al Protocolo de Kyoto.[13]
Sin embargo, Browne también ha señalado que el principal esfuerzo de los países desarrollados para comprometer a los países en desarrollo en los objetivos de Kyoto ha sido el Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL). Mecanismo sobre el cual, el británico tiene serias dudas sobre su posible aplicación, pues sostiene que es una idea buena aunque en la práctica ha probado ser difícil su implementación, pues es difícil cuantificar las emisiones de gases invernadero y su reducción, más allá de proyectos muy específicos.
En esencia lo que quiere decir es que sólo con proyectos MDL no se va a cambiar la situación del Cambio Climático en el mundo y mucho menos este Mecanismo a crear una radical transformación en este tema.[14] Si lo señala el Presidente de una Corporación mundial del Petróleo, habría que tener en consideración sus palabras.


4. A MODO DE CONCLUSION: LA VISION OPTIMISTA, EL PERU Y EL PROTOCOLO DE KYOTO


La idea actual de la política exterior del Perú, con la cual concordamos, es la de enfatizar el concepto de “asociación con autonomía” con los países desarrollados. Este concepto puede ser aplicable válidamente a la posición del Perú en el tema del Cambio Climático y del Protocolo de Kyoto. Nuestro país ha aprovechado las oportunidades que le ofrece este instrumento internacional y ha tratado de maximizar la cooperación que ha llegado al país por el tema del Cambio Climático.

Los principales intereses del Perú en este tema están originados en el tema de tratar de reducir las vulnerabilidades de nuestro país ante el Cambio Climático así como el desarrollo de mecanismos de alerta temprana y de cooperación para mitigar los fenómenos meteorológicos extremos y los desastres naturales, como es el caso del Fenómeno de El Niño, que ocurre cada vez con mayor frecuencia e intensidad y que produce graves estragos económicos, sociales y ambientales a nuestro país.

Igualmente nuestro país debe promover el uso de energías de fuentes renovables limpias. Del mismo modo, no debemos dejar de considerar que el Perú tiene una renta estratégica en sus bosques tropicales[15] y su potencial en la solución del calentamiento de la atmósfera, por ello podemos notar y agradecer el interés de algunos países desarrollados en apoyar la conservación de estos bosques.

Así, nuestro país ha recibido el generoso apoyo de numerosos países e instituciones internacionales como el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (fondo administrado por el Banco Mundial), el Gobierno de Dinamarca y su agencia de cooperación Danida, el Banco del Japón para la Cooperación Internacional (JBIC), la organización alemana GTZ y más recientemente el Gobierno de los Países Bajos financiando el proyecto PROCLIM, que es un programa de fortalecimiento de capacidades con instituciones y gobiernos locales en nuestro país para administrar el impacto del Cambio Climático y la Contaminación del Aire.

En su aspecto inicial PROCLIM ha permitido el estudio climático de la Cuenca del Río Piura y la Cuenca del Mantaro, así como la obtención de información para tener inventarios locales de emisiones de Gases de Efecto Invernadero en trece ciudades del país. Igualmente ha permitido crear una cartera de 21 proyectos MDL que involucrarían, en el mejor de los escenarios, una inversión de 900 millones de dólares. En esto hay que destacar la buena actuación de la Presidencia del Consejo Nacional del Ambiente (CONAM), entidad que se ocupa de este tema.

En cuanto al nivel de política internacional creemos que las áreas de interés están delimitadas con precisión para nuestro país y que se puede tener una visión optimista de la posición peruana hasta el momento. Lo que hay que continuar es la búsqueda de proyectos sobre el tema, que es a lo que se deben dedicar nuestros negociadores.

Junio de 2005, Revista Peruana de Derecho Internacional




[1] 16 de Febrero de 2005.
[2] Durante las recientes negociaciones del Protocolo de Kyoto se han establecido dos períodos de cumplimiento. El primer período será desde el 2008 hasta el 2012 y el segundo desde el 2012 hasta el 2017.
[3] Sobre algunos de los recientes desarrollos académicos del Protocolo de Kyoto pueden verse: Peterson, Thomas D., The Evolution of State Climate Change Policy in the United States: Lessons learned and new directions. 14 Widener Law Journal, Pennsylvania State University, 2004, pp. 81-118, Thackeray, Richard W. Jr. Struggling for air: The Kyoto Protocol, Citizens´suits under the Clean Air Act, and the United States´options for addressing Global Climate Change. 14 Indiana International and Comparative Law Review, 2004, pp. 855-903, Bryner, Gary C., Carbon Markets: Reducing Greenhouse Gas Emissions through Emissions Trading, 17 Tulane Environmental Law Journal, Summer 2004, pp. 267-299.
[4] Freestone, David. "The World Bank´s Prototype Carbon Fund: Mobilizing New Resources for Sustainable Development". En: Liber Amicorum Ibrahim F.I. Shihata, edited by Sabine Schlemmer-Schulte & Ko-Yung Tung, Kluwer Law International, The Hague, London, Boston, New York, 2000.
[5] En relación a los enfrentamientos sobre este tema el profesor Todd B. Adams de la Universidad del Estado de Michigan, desde una visión muy jusnaturalista de las Relaciones Internacionales, ha señalado que: “Ningún país o grupo de países puede obligar al resto del mundo a ponerse de acuerdo en como limitar las emisiones de gases invernadero o ponerse de acuerdo sobre un método particular para alcanzar tal limitación. No hay un gobierno mundial con poder soberano para imponer una solución”. Adams, Todd B., Is there a Legal Future for Sustainable Development in Global Warming?. Justice, Economics, and Protecting the Environment. The Georgetown International Environmental Law Review. Volume XVI, Issue 1, Fall 2003, p. 121.
[6] Thackeray, Richard W. Jr., op. cit., pp.872.
[7] Hagel, Chuck. “A Republican Foreign Policy”. En: Foreign Affairs, Julio-Agosto 2004, Volumen 83, Número 4, p. 68
[8] Esta idea también ha sido sugerida por McFarlane, Amy. In the Business of Development: Development Policy in the first, two years of the Bush Administration. 21 Berkeley Journal of International Law, 2003, pp 525-526.
[9] Bryner, Gary C., op. cit., pp. 286-287
[10] Similares políticas han sido aplicadas con la colaboración de los Gobiernos Locales en Australia. Por otro lado, este país ha firmado un acuerdo bilateral con los Estados Unidos sobre Cambio Climático (Australia-United States Climate Action Partnership), que ha sido criticado por las principales ONG´s ambientalistas de Australia que prefieren que su país participe en un esfuerzo multilateral como el Protocolo de Kyoto antes que en arreglos bilaterales. Vid. Lyster, Rosemary. Common but Differentiated? Australia´s Response to Global Climate Change. The Georgetown International Environmental Law Review. Volume XVI, Issue 4, Summer 2004, p. 581
[11] Bryner, Gary C., op. cit., pp. 286-287
[12] Loc. cit.
[13] Browne, John, “Beyond Kyoto”. En: Foreign Affairs, Julio-Agosto 2004, Volumen 83, Número 4, p. 31
[14] Loc. cit.
[15] Nuestros bosques son una fuente de renta estratégica, de allí que muchos países que no poseen grandes extensiones de ese recurso natural inviertan en ellos a través de programas de inversión y cooperación.

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