LA PROTECCION DEL MEDIO AMBIENTE Y LA ENERGIA NUCLEAR

Algunas reflexiones de mi autoría...


Con relación al reciente terremoto en el Japón y la alerta nuclear en ese país es pertinente recordar que la preocupación ambiental en el mundo nació como consecuencia de la amenaza nuclear. Efectivamente, -- en 1972 --, los Estados integrantes de las Naciones Unidas se reunieron en Estocolmo y aprobaron una Declaración fundamental.

En la Declaración de Estocolmo se reconoció que “los recursos naturales de la tierra, incluidos el aire, el agua, la tierra, la flora y la fauna (…) deben preservarse en beneficio de las generaciones presentes y futuras”. Estas ideas posteriormente han sido reafirmadas en la Declaración de Río de Janeiro sobre Medio Ambiente y Desarrollo de 1992 cuando esta reconoce que: “los seres humanos constituyen el centro de las preocupaciones relacionadas con el desarrollo sostenible (y) tienen derecho a una vida saludable y productiva en armonía con la naturaleza”.

En estos momentos estas afirmaciones pueden parecer solamente declarativas, pero los gobiernos mundiales y la humanidad no deberían olvidar estos preceptos que son básicos en momentos de crisis.

El profesor inglés David Freestone ha señalado acertadamente que los avances en la ciencia y tecnología han llevado a la actual situación ambiental. Así este autor ha señalado que: “los rápidos avances en la ciencia y en la tecnología nos pueden haber dado la máquina de combustión interna, el aire acondicionado y los viajes espaciales, así como los adelantos sin paralelos de la medicina. Sin embargo, estos y otros adelantos no se han dado sin costo alguno. El agujero en la capa de ozono, la degradación de la tierra, la contaminación marina y el cambio del clima global son los precios que nosotros hemos pagado y que aún tendremos que pagar”.

Teniendo en cuenta la experiencia reciente del Japón no deberíamos olvidar que el Perú es también un país sísmico y que tiene un reactor nuclear de potencia cero en Huarangal (Carabayllo). Deberíamos quizás preguntarnos si este se encuentra lo suficientemente preparado para soportar un movimiento telúrico de grandes magnitudes o quizás si con previsión deberíamos revisar sus protocolos.

La energía nuclear aparentemente no es tan segura como parece. Ello nos debería llevar también a repensar que los seres humanos deberíamos seguir buscando otro tipo de energías más seguras y más reconciliadas con el medio ambiente: la eléctrica, la eólica, la solar, entre otras.

Queremos extender nuestra solidaridad en este momento al pueblo del Japón y le deseamos lo mejor en los tiempos futuros.

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