EL PERU Y EL CAMBIO CLIMATICO: BALANCE DE LA CUMBRE DE COPENHAGUE

El pasado mes de diciembre terminó la reunión de Copenhague sobre cambio climático. Para la mayoría de analistas internacionales fue muy poco lo que se avanzó en esta reunión. Ello fundamentalmente porque no se alcanzó un acuerdo relevante entre los países participantes.

Sin embargo, debemos detenernos un momento en estas afirmaciones. Como hemos señalado, la reunión de Copenhague buscó lograr un acuerdo global para reducir los terribles efectos de cambio climático en el mundo y ello no fue posible en la reunión en Dinamarca.

Una razón de ello se podría deber a que no hubo voluntad política, -- a nivel internacional --, para solucionar los problemas del calentamiento global. Según lo que creemos, esa voluntad política debió provenir básicamente de los países desarrollados, de los key players en la crisis climática mundial. Ni los Estados Unidos ni la República Popular China – los más grandes emisores de gases de efecto invernadero – tuvieron, por el momento, el interés suficiente para solucionar este problema global.

En cuanto a los países de la Unión Europea se debe reconocer que tuvieron una actitud optimista y productiva durante la reunión pero la falta de consenso con los demás países impidió la adopción de un acuerdo global sustantivo y unánime.

Los países en desarrollo, como el Perú, también tuvieron una actitud muy proactiva en la reunión. Sin embargo, estos países – los en vías de desarrollo -- esperaban soluciones más ambiciosas que sólo podían provenir de los países desarrollados. Estas soluciones no llegaron aún.



El Acuerdo de Copenhague

La reunión concluyó con la adopción del “Acuerdo de Copenhague”, una mera decisión (Decision -/CP.15) de la cual los Estados participantes simplemente “tomaron nota”. Este fue un artilugio diplomático de último momento a fin de salvar la reunión y tener un documento emanado de la Cumbre.

Como ha quedado claramente establecido este Acuerdo, -- para efectos jurídicos --, no es de obligatorio cumplimiento y así se une al abundante “soft law” que existe en los acuerdos sobre temas ambientales internacionales.

Sin embargo, el “Acuerdo de Copenhague” trae elementos interesantes. Por ejemplo reconoce una vez más que “el cambio climático es uno de los más grandes desafíos de nuestro tiempo (…) y enfatiza (la necesidad de) una decidida voluntad política para combatir rápidamente (este flagelo) de acuerdo con el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas y las respectivas capacidades (de los países)”.

Asimismo, acuerda “mantener el incremento de las temperaturas globales hasta en dos grados Celsius”. Ello por supuesto no es suficiente, pero es un avance que se debe reconocer.[1]

Finalmente, el “Acuerdo de Copenhague” incorpora también mecanismos financieros de ayuda a los países en desarrollo para controlar los efectos del Cambio Climático, aunque la mayoría de los analistas ha reconocido que no son suficientes.


Participación de la sociedad civil

Un elemento que es importante señalar es que en la reunión de Copenhague participaron miles de activistas de todas partes del mundo. Aún cuando la reunión de Dinamarca se llevó a cabo en el formato que tienen las Naciones Unidas para todas las reuniones internacionales globales, se debe reconocer que el tema del cambio climático genera gran expectativa en la sociedad civil, pues cientos de Organizaciones No Gubernamentales (ONG´s) acreditaron representantes para esta Cumbre mundial.

Sin embargo, las expectativas de los representantes de las ONG´s no fueron alcanzadas, razón por la cual hubieron diversas protestas de estas organizaciones, sobre todo en los medios de prensa internacionales.

Hay que reconocer que en el escenario político-diplomático este tipo de reuniones no siempre terminan con la adopción de acuerdos inmediatos, ya que las negociaciones sobre estos temas pueden durar años. Véase por ejemplo las negociaciones sobre el tema de la Convención del Mar que tomaron varios años de negociaciones diplomáticas.


El Perú y el Cambio Climático: La próxima reunión de México

El próximo mes de diciembre se llevará a cabo en Cancún, México, una nueva reunión decisiva para resolver los problemas que genera el cambio climático en el planeta.

Como hemos mencionado con anterioridad el Perú, país heredero de una riqueza histórica y de una biodiversidad privilegiadas ha tenido y tiene una posición oficial sólida en el tema del cambio climático defendiendo el principio de “responsabilidades comunes pero diferenciadas”. Esa es la posición oficial.

En tal sentido, el Perú como uno de los países más vulnerables al cambio climático debería seguir fortaleciendo sus estrategias para enfrentar esta amenaza global. Igualmente, debería buscarse mayor difusión sobre el tema en los colegios, las universidades, el Congreso y todo foro propicio para este tema.

Algunos investigadores incluso han señalado que el tema del cambio climático trasciende a las decisiones del Ministerio del Ambiente, -- que ha hecho una destacada labor en este tema, -- puesto que este asunto ya se habría convertido en una política y un tema de Estado. Nosotros también creemos que ello es así.

Recordemos que el mismo Presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, ha considerado que el cambio climático es: “una amenaza seria, urgente y (que) está aumentando. La historia juzgará la respuesta de nuestra generación a este desafío, porque si no le hacemos frente – de manera audaz, rápida y conjunta – arriesgamos entregarles a generaciones futuras una catástrofe irreversible”.

En tal sentido, con optimismo y con realismo nuestro país debe prepararse para enfrentar esta amenaza global. Los países del mundo deben alcanzar un acuerdo y esperemos que ello se logre en la próxima Cumbre de Cancún y en las reuniones preparatorias que se llevarán a cabo este año. El Perú estará allí para apoyar todos los esfuerzos en ese sentido.



Lima, 22 de marzo de 2010



[1] Algunos analistas han señalado que con el incremento de dos grados de temperatura la amazonía peruana y la brasileña se podrían convertir en una sábana como la que existe en el Africa, lo cual crearía graves consecuencias ambientales. Opinión expresada por el Profesor Carlos Amat en el Seminario sobre Economía llevado a cabo por el Instituto de Estudios Social Cristianos el día miércoles 18 de marzo de 2010.

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