EL CAPITAN ALATRISTE: LITERATURA Y POLITICA INTERNACIONAL EN LA OBRA DE ARTURO PEREZ-REVERTE

Artículo mio, inédito. Escrito en el 2005. Ampliado en el 2007.


En los últimos diez años, Arturo Pérez Reverte se ha convertido en España, en la Europa mediterránea, en los Estados Unidos y en Latinoamerica en un autor famoso. De prosa amena, Pérez representa en nuestra opinión una interesante y reactualizada propuesta literaria.[1] Con escritos iniciales como "El Húsar" y "Territorio Comanche" (esta última novela donde volcó sus conocimientos como corresponsal de guerra), Pérez Reverte plantea en sus más recientes libros, una propuesta basada, en las ideas de las antiguas aventuras de capa y espada. El mismo autor -- nos parece -- ha confesado que su planteamiento es escribir una novela que entusiasme a todos los públicos. Así, aprovechando la estructura clásica del folletín de la novela francesa que tanto éxito le diera a Alejandro Dumas en su momento, el autor retoma este esquema literario con un nuevo héroe (ó anti-héroe, según se le mire) el capitán Alatriste: gran paladín de las causas justas y del honor de una época que, no por pasada es menos interesante que la de los tiempos actuales.[2]

Luego de tres propuestas anteriores ("El Maestro de Esgrima", "La Tabla de Flandes" y "El Club Dumas") y su magistral novela "La Piel del Tambor" que fuera publicada en los Estados Unidos como "La Comunión de Sevilla" (Seville Communion) y que narra las aventuras de Lorenzo Quart, un cura pijo del Vaticano, experto en el debelamiento de conspiraciones en contra de la Iglesia; Pérez vuelve al ataque con su nuevo personaje Alatriste, con quién nos sumerge en aventuras inolvidables y entrañables -- como se lee en la contratapa de sus libros.

En cuanto a su literatura, el autor no ha escatimado esfuerzos para confesarnos la estrategia del éxito de sus libros. Utilizando los elementos de los modelos clásicos y refiriéndose a las novelas de Dumas, su principal antecesor literario, un personaje de las novelas de Pérez Reverte sostiene que: "la clave del éxito en sus novelas es simple: el héroe, la heroína, deben tener virtudes o rasgos que obliguen al lector a identificarse con él...Si eso ocurre hoy con las telenovelas, imagínese el efecto, en aquella época sin radio, ni televisión, sobre una burguesía ávida de sorpresas y entretenimiento, gente poco exigente en cuanto a calidad formal o buen gusto..." y continúa: "Así lo comprendió el genio de Dumas, quien con sabia alquimia fabricó un producto de laboratorio: unas gotas de esto, un poco de aquello, y su talento. Resultado: una droga que creaba adictos y que aún los crea". ("El Club Dumas", p. 23). El mismo personaje creado por el autor continúa señalando que: "En su caso -- el de Dumas -- la historia de Francia suministró el filón. El truco era extraordinario: respetar el marco y alterar el cuadro, saquear sin escrúpulos el tesoro que se le ofrecía...Dumas convirtió a los personajes principales en secundarios, los que fueron humildes segundones se convirtieron en protagonistas y llenó páginas que en la crónica real ocupan dos líneas". He ahí el secreto de su éxito.

Luego de descubiertas las claves de la literatura de este autor, valdría la pena iniciar una incursión por los caminos y aventuras del capitán Alatriste[3] y apreciar la riqueza psicológica de los personajes que lo acompañan en sus aventuras. Personajes que estamos seguros -- como creemos espera Pérez Reverte -- permitirán a cada quien identificarse con el que más le agrade o acomode. En ese sentido, la presencia de toda una panoplia de personajes es de lo más fascinante en su literatura, pués el mundo de Alatriste lo pueblan personajes de toda laya y pelaje entre los que se encuentran nobles, inquisidores, secretarios reales, soldados, pajes y asesinos.

Entre los personajes de su obra destacan el Conde de Guadalmedina. Personaje importante. Guadalmedina, hombre noble de carácter culto y refinado representa la conjunción del equilibrio y la severidad con las condiciones de un buen gobernante político y militar: en suma, el diplomático y el soldado del que escribía Raymond Aron. A su lado, sigue el temible inquisidor, Monseñor Emilio Bocanegra, personaje que Pérez construye siniestro y temible con el que busca representar el poder temporal de la iglesia en el Madrid de los Austrias.[4] Aún cuando también hay que rescatar, para salvación del autor -- que en otro de sus libros -- nos muestra a un clero católico valiente, solidario y honesto en el medio de una pugna constante consigo mismo, entre el ser y el deber ser de su obra. A continuación, el secretario real, Luís de Alquézar está creado literariamente para representar al ávido funcionario público, ansioso de obtener gloria y riquezas al más breve plazo. Pérez nos lo muestra como el típico funcionario arribista, sin pasado conocido, que existe en toda jerarquía de gobierno. Asimismo, el asesino, Gualterio Malatesta de Palermo cumple con el arquetipo de ocupar el lugar común del clisé del asesino italiano. Por último, debemos mencionar a Iñigo (Ignacio), el joven aprendiz que lucha al lado de Alatriste en sus batallas y que aprende hábilmente de las estratagemas de sus silencios y de las moralejas que le brinda el viejo soldado. He ahí los personajes de su aventura y como ya hemos mencionado, Pérez busca que cada uno de nosotros se identifique con alguno de ellos. Habría que preguntarse, o preguntarnos, con cual -- o con cuales de ellos -- nos identificamos.

Aún cuando son diversos los temas de los que se ocupa el autor, Alatriste y sus aventuras están enmarcados siempre en circunstancias políticas e históricas, de las cuales se pueden extraer valiosas consideraciones en el campo de la política internacional. Por ejemplo, para el autor, el sistema internacional de aquella época, está representado por un mundo de Estados multipolar o un sistema internacional poliédrico -- y allí reproduce acertadamente la situación de la Europa del 1600 y 1700 --, cuando describe la existencia de otros reinos y poderes como Francia, Saboya, Venecia y el Papado. Concomitante con ello, en el plano personal, en las aventuras posteriores del héroe, el autor expresa su respeto y desconfianza por los franceses y por el utilitarismo holandés, esto último en particular en la tercera aventura de Alatriste que narra el sitio y rendición de la ciudad de Breda en Holanda.

Pérez-Reverte también se refiere al arte de gobernar en sus novelas, pues en otro momento cumbre de sus páginas nos muestra el sentido del deber en el ejercicio de la política y en el resguardo de los intereses del Estado. Ello se produce cuando Alatriste se entrevista con el Conde de Olivares, válido del Rey Felipe Cuarto. Cuando Olivares le manifiesta que hay: "Gentes que me son útiles por venales y ambiciosas; pero esa misma venalidad y ambición hace que a veces caigan en la tentación de actuar por su cuenta, o la de otros...!Que queréis! Con hombres integros pueden quizá ganarse batallas, pero no gobernar reinos. Por lo menos no este". Realismo político -- la mayor de las veces necesario -- no sólo en el actuar internacional sino también en el interno, esa es la lección que deja el Conde-Duque de Olivares. Sin duda alguna, la aplicación de los consejos de Maquiavelo en "El Principe" at-its-best como dirían los Americanos.

Finalmente, es menester hacer un apunte sobre la política, la religión y el arte en la literatura de capa y espada de Pérez Reverte. Para la época de Alatriste -- como probablemente para la actual -- en especial en los países de influencia católica, vale decir en la Europa mediterránea e Iberoamérica: la política, la religión y el arte -- especialmente el pictórico -- siguen constituyendo un trinomio fundamental. Pérez no escatima elogios para los pintores venecianos (el Veronés, el Tintoretto), ni para la pintura española, donde el andaluz Diego de Velázquez -- Caballero de Santiago por méritos propios -- se lleva los mayores cumplidos con las menciones a sus cuadros relativos a la paz ("Las Meninas") y a la guerra ("La rendición de Breda"). Tampoco se queda sin elogios la pintura de la age d'or holandesa, donde indudablemente Jan Veermer con su "Mujer con arete de perla" se convierte en el pintor más representativo, que aún cuando no menciona Pérez Reverte, intuímos está presente en su prosa (sino recomendamos leer la fascinante descripción de la belleza de la pintura flamenca en "La Tabla de Flandes").

Una cosa que se debe reconocer es que la lectura de los libros de Pérez Reverte es envolvente y agradable. Lo que nos quedaría por considerar, a modo de balance de lo ya mencionado, es que siendo el autor, de acuerdo a nuestra interpretación, un realista convicto y confeso, este nos muestra en clave de novela histórica, el quehacer político que no ha cambiado mucho en los últimos siglos. Es cierto que ya no estamos en una época en que la diplomacia como ars de gobierno se hace en los grandes salones -- ahora, en una época de predominio mediático, hay que hacer más que nunca una política exterior imbricada con la política interior -- pero tampoco es un arte de la negociación basado únicamente en la voluntad divina como en la época de Alatriste (sino recuérdense los episodios históricos de Felipe Segundo y la derrota de la Armada Invencible). Aunque muchos elementos son muy similares.

Ahondando en los conceptos del autor habría que señalar que los parapetos históricos en la novela de Pérez permiten tomar distancia del fenómeno político internacional pero ciertas constantes continúan: el interés por los mapas, las aventuras y la historia -- véanse los anejos de sus libros -- muestran apasionamientos heredados de la época de los grandes imperios y de los traumas de los desmembramientos territoriales y de las conquistas. La administración de justicia lenta y la inflexibilidad de la ley es quizá también una reminiscencia de otras épocas. La actitud cainíta en las jerarquías de cualquier naturaleza (políticas, religiosas o militares) también puede ser un resabio de otras épocas o quizás -- antropológicamente explicado -- de sociedades con recursos escasos por repartir. Finalmente, la emocionalidad -- esa característica tan nuestra, tan latina --, también está presente en las páginas de Pérez Reverte. Habría que preguntarse cuanto queda de ello en nuestra época.

Al parecer la película de las aventuras de Alatriste puede ser realizable en el corto plazo. Antonio Banderas -- el Zorro de las pantallas de Hollywood -- ya se apuntó para el rol estelar, pero Pérez ha declarado a "El País" que él preferiría en ese papel a Jean Reno, el actor francés de origen argelino. Esperemos optimistamente que la película refleje adecuadamente a los personajes que tanto nos han entusiasmado en Pérez Reverte.[5]


[1] Nosotros creemos que esto de reactualizar propuestas también se puede aplicar a autores de las relaciones internacionales como Francis Fukuyama quien relee a Hegel en su libro "El Fin de la Historia y el último Hombre" y en la psicología a Daniel Goleman quien releyendo -- de alguna manera -- a Aristóteles plantea su propuesta en la "Inteligencia Emocional".
[2] En realidad Alatriste no es capitán. Es un soldado de los tercios de Flandes que por su valentía es llamado por sus compañeros capitán. Eso señala Perez Reverte en el primer libro de la saga.
[3] Pérez Reverte ha estimado en diez entregas las aventuras del capitán Alatriste. Luego de su primer libro vienen a continuación "Limpieza de Sangre", "El sol de Breda" (ambas ya publicadas), Misión en París, "El oro del Rey" y "La Venganza de Alquézar" y se esperan cuatro títulos más.
[4] Para una visión del Perú durante la época de los Austrias, recomendamos la lectura de un libro muy importante e indispensable de Eduardo Torres: Torres, Eduardo. Corte de Virreyes. El entorno del poder en el Perú del siglo XVII, Lima, Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica, 2007.
[5] Finalmente Vigo Mortensen hizo de Alatriste en una versión española de la novela.

Comentarios

Stratego ha dicho que…
No debería leer esto… Es retorcidamente maquiavélico. Entre, mire y ya me contará:
http://www.personal.able.es/cm.perez/Extracto_de_EL_ARTE_DE_LA_VENTAJA.pdf

Mas sobre estos temas en
http://www.personal.able.es/cm.perez/
sombraenlapared ha dicho que…
Germán, tu bien logrado ensayo sobre las aventuras del Capitán Alatriste me hacen pensar en la novela total o en la denominada "Bildungsroman" (novela de formación) que tiene en Pérez-Reverte a uno de sus más insignes seguidores en este siglo XXI, junto a Ruiz Zafón, con su novela "La Sombra del Viento". Felicitaciones, es un excelente ensayo !!

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