FRANCIS FUKUYAMA Y LA PERSPECTIVA DE GENERO EN LAS RELACIONES INTERNACIONALES

“Llegados a este punto, mejor apagar la luz. Lo dice el bolero, que es la vida misma. Y ¿quién sabe? Tal vez te sientes bonobo y Kathleen te espera flotando en un mar de papayas verdes”

(Antonio Remiro Brotons, “Civilizados, barbaros y salvajes en el nuevo orden internacional”)


1.- INTRODUCCION

Francis Fukuyama es uno de los autores más famosos del mundo. Su más comentado y polémico libro: “El Fin de la Historia”[1] es ya un clásico en la literatura de las relaciones internacionales. Fukuyama, profesor de Política Pública de la Universidad George Mason, ex-investigador de la Rand Corporation[2] y eterno contendor de Samuel Huntington[3] es uno de los escritores mundiales más controvertidos y fascinantes.

En el marco de su labor académica, Fukuyama se ha ocupado de diversos temas. En particular, de los relativos al funcionamiento de las sociedades con democracias liberales y de economías de mercado. Ese ha sido el centro de su interés en sus diversos artículos, conferencias, entrevistas y libros.

Sin embargo, a finales del año 1998, el autor escribió en la revista Foreign Affairs un artículo titulado “Las mujeres y la evolución de la política mundial”, que nos ha parecido interesante de comentar, no sólo por los temas que aborda, sino por la importancia que cada vez más están adquiriendo las mujeres en todos los campos del quehacer mundial, sea este político, económico, social ó cultural, inter alia.

En tal sentido, el objetivo del presente artículo es debatir algunas de las ideas de este autor americano acerca de cómo el tema del género y, en particular, la cada vez mayor participación femenina puede determinar la política y las acciones políticas en el escenario internacional en los próximos años.

Como siempre y como es parte de nuestro estilo debemos señalar, para curarnos en salud, que este es un artículo prospectivo, es decir de exploración pues sabemos que este es un tema polémico y esta abierto a un debate que continuará en el futuro.


2.- LAS PRINCIPALES IDEAS DEL ARTICULO DE FUKUYAMA

2.1.- EL CONCEPTO DE NATURALEZA HUMANA

Fukuyama inicia su artículo haciendo un paralelo entre la conducta humana y la de los primates. En lo que podría ser acusado de un determinismo biológico el autor asume, de acuerdo a lo establecido por Darwin, que existe una continuidad genética entre los chimpancés y los seres humanos.[4]

De esta manera y pasando ahora al plano de lo humano, Fukuyama adopta en su artículo la noción clásica de naturaleza humana. Por clásica, el autor americano entiende que el concepto de naturaleza humana está vinculado a la noción que le es dada, entre otros autores, por Thomas Hobbes en su libro "Leviathan"[5]. En ese libro, Hobbes señala que la naturaleza humana está constituída por una constante lucha por el poder entre seres humanos. El hombre, en las ideas de Hobbes, se encuentra en un estado de naturaleza en donde existe una competencia de unos contra otros. Es lo que en latín se ha caracterizado en la frase homo hominis lupus (el hombre es el lobo del hombre).

Así en su artículo, Fukuyama retomando a Hobbes, señala que la naturaleza humana -- tanto masculina como femenina -- está biológicamente determinada.

En tal sentido, las características masculinas hacen a los hombres proactivos para formar coaliciones con otros de manera de obtener poder. Del mismo modo, entre ellos hay relaciones de rivalidad. A lo largo de la historia el hombre también ha demostrado una fuerte tendencia a alcanzar status y poder.

A su turno, las relaciones entre las mujeres son más definidas en términos de solidaridad y cooperación. Ellas también forman coaliciones, pero a diferencia de los hombres, sólo se unen con pares con quienes tienen ataduras emocionales (empatía).

La relaciones entre hombres y mujeres son aún más difíciles de caracterizar: Si ellos (hombres y mujeres) tienen que obtener un objetivo común, ellos y ellas probablemente harán una alianza aún cuando en el caso de las mujeres siempre tendrán la necesidad de tener cierta empatía con sus compañeros hombres y mujeres para hacer la alianza.[6]

Fukuyama sostiene asimismo que algunas características humanas tales como, la violencia, la agresión, la competitividad están más caracterizados en la naturaleza de los hombres que en la de las mujeres. En opinión de Fukuyama, estas características masculinas "pueden ser reorientadas pero nunca eliminadas".[7]

En este punto hay que señalar que deberíamos tomar con cautela las ideas de Fukuyama pues existen otras percepciones de lo que puede entenderse por naturaleza humana. Por ejemplo, la académica feminista Ruth Hubbard menciona que es imposible dar una definición de este concepto porque "es cuestionable si el concepto de naturaleza humana significa algo. La naturaleza humana sólo puede ser descrita observando a las cosas que ocurren".[8] Con ello Hubbard pone el acento en el condicionamiento cultural que será, en su opinión, finalmente el que determine las características de los géneros.

En tal sentido de la comparación de ambas definiciones (lucha sin remordimientos por el poder vs. condicionamiento cultural), en nuestra opinión, es posible deducir que la naturaleza humana es un concepto unido a la biología pero que también es socialmente construído. En esta línea de pensamiento Hubbard señala que "un número de científicos han señalado que tanto la genética y el medio ambiente (el condicionamiento cultural) son importantes y que sus efectos no pueden ser separados".[9]

Sobre esto último, aún cuando Fukuyama pone el énfasis en la variable biológica se pone a buen recaudo cuando señala que: “la biología no es destino”[10], especificando que el medio ambiente y los condicionamientos culturales también pueden influenciar las características de los seres humanos.

Así, Fukuyama finalmente concilia con la posición de Hubbard considerando de manera especial el rol de la cultura en la determinación de la naturaleza humana. Empero, en este punto Fukuyama puede ser criticado porque definitivamente sobre-enfatiza el componente de la biología en la naturaleza humana.


2.2.- FEMINISMO Y REAL POLITIK

Fukuyama aborda satisfactoriamente, en nuestra opinión, el espinoso tema del feminismo y las relaciones internacionales. El mismo autor lo explica de la siguiente manera, poniendo como ejemplo el planteamiento de la escuela realista: “Así, cuando un teórico del realismo como Hans Morgenthau o Kenneth Waltz sostienen que los Estados buscan maximizar el poder, ellos creen que están describiendo una conducta humana universal, cuando como señala Tickner (una teórica feminista de las relaciones internacionales) ellos sólo están retratando la conducta de los Estados gobernados por hombres”.[11]

La posición feminista, que es de por sí valiosa en el campo de las relaciones internacionales, busca según señala Fukuyama que las mujeres accedan a mayores posiciones de poder. En sus propias palabras el autor americano sostiene que: “virtualmente todas las feministas que estudian la política internacional buscan el laudable objetivo de una mayor participación femenina en todos los aspectos de las relaciones exteriores, desde posiciones ejecutivas y funciones en el exterior hasta aquellas en las fuerzas armadas y en las universidades. En lo que están en desacuerdo (las feministas) es en si las mujeres deberían participar en política demostrando las tradicionales virtudes masculinas de fortaleza, agresión, competitividad y la voluntad de usar la fuerza cuando sea necesario o por el contrario, ellas deberían llevar la agenda política fuera de las tradicionales preocupaciones masculinas de jerarquía y dominación”.[12] Tal cual lo hace Fukuyama, nosotros también preferimos dejar este tema solamente planteado.

El autor americano también se refiere en este acápite a un fenómeno que él denomina la feminización de la política mundial.[13] Poniendo ejemplos de las sociedades industrializadas, Fukuyama sostiene estadísticamente, por ejemplo, que las mujeres de los Estados Unidos han apoyado menos la participación de sus países en la guerra, llámense estas Segunda Guerra Mundial, Corea, Vietnam o más recientemente la guerra del Golfo Pérsico. Así, el autor americano basándose en una encuesta realizada por el prestigioso Chicago Council on Foreign Relations sostiene que mientras 54% de los hombres americanos sentían que era importante tener superioridad militar mundial, sólo el 45% de las mujeres encuestadas así lo consideraba.

Finalmente, en este tema, Fukuyama hace una prognosis digna de tomarse en consideración cuando señala que: “Hay un factor que generalmente no ha sido tomado en cuenta: las democracias desarrolladas tienden a ser más feminizadas que los estados autoritarios, en términos de expansión de las potencialidades femeninas y de su participación en el proceso de toma de decisiones. Consecuentemente no debería causar sorpresa que esta modificación histórica sin precedentes en la base sexual de la política, pueda conducir a un cambio en las relaciones internacionales”.[14]


2.3.- EL LIDERAZGO FEMENINO DEL FUTURO: ENTRE MARGARET THATCHER Y GRO HARLEM BRUNDTLAND

Es evidente que en un mundo dirigido por hombres, las mujeres necesitan adquirir posturas masculinas para obtener poder.[15] Por ejemplo, Margaret Thatcher, Madeleine Albright ó Hillary Clinton son las máximas representantes de esta idea y la prueba de que la biología no es destino, porque ellas son el ejemplo de que las acciones de la mujer en la política internacional, algunas veces, pueden ser más decididas y determinantes que las de los hombres.[16]

Sin embargo, un rol típicamente femenino en la política también puede ser encontrado. La ex Primera Ministra Gro Harlem Brundtland de Noruega ó Mary Robinson de Irlanda, actual Alta Comisionada de las Naciones Unidas para Temas de Derechos Humanos son muestra de ello.

Un ejemplo de un liderazgo light muy bueno puede ser el caso de Gro Harlem Brundtland porque, de algún modo, la especificidad de la sociedad noruega puede explicar este suave (soft) liderazgo femenino. Noruega es un país en el cual el empoderamiento[17] de la mujer ha sido siempre una política nacional. Para nadie es un secreto que en Noruega, muchos de los puestos más importantes del Gobierno son ocupados por mujeres. Brundtland representa así el liderazgo femenino soft porque se ha mostrado como una estupenda facilitadora[18] en diversos campos del quehacer internacional. Ha destacado como Primera Ministra de su país coadyuvando a que en Noruega la mujer tenga cada vez un mayor rol político y en el plano internacional ha hecho importantes contribuciones en la génesis de la temática ambiental.[19]

Una constatación que es fundamental manifestar es que cualesquiera sea el liderazgo femenino del futuro – harsh ó soft – lo que si es determinante es que es necesario que este tenga un importante sentido práctico y un alto contenido de talento político, en un mundo en el que el ejercicio de la ars política ha sido el coto cerrado de los hombres durante algunos cientos de años. Para graficar esta última aseveración tomemos como ejemplo a los Países Bajos. Nadie duda que en Holanda, como en todos los países europeos, hay una valiosa política gubernamental para fomentar el empoderamiento de las mujeres. Pero, ¿tienen las mujeres holandesas en su sociedad real acceso al poder? ¿en puestos claves de decisión?. O simplemente, ello es una estrategia – consciente ó inconsciente -- del actual Gobierno para tener representado a una cierta parte del electorado – el femenino -- en la composición del Gobierno.[20] En tal sentido, regresamos a nuestro argumento inicial, el liderazgo femenino -- ó masculino -- requiere definitivamente talento político.[21]


3.- A MODO DE CONCLUSION

Algunas conclusiones preliminares de nuestras elaboraciones pueden ser las siguientes:

a) La naturaleza humana está compuesta por la biología y esta también socialmente construída. No hay énfasis especial en algunos de estos dos componentes. Sin embargo, en la sociedad post-moderna el componente del condicionamiento cultural (derecho, normas, estado de derecho, derechos humanos, democracia liberal, economía de mercado) que también reconoce Fukuyama, han organizado y ritualizado la clásica lucha por el poder. La sociedad post-moderna así ha modificado nuestras actitudes hacia como adquirir poder o status. En consecuencia, la clásica lucha por el poder no termina ahora como en las batallas de la edad media (con la muerte del enemigo o enemigos)[22], sino con, por ejemplo, el cambio de gobernantes en una sociedad democrática. Ello sería una suerte de decapitación electoral.

b) Consecuentemente, si el mundo es menos tribalizado y más globalizado[23] en estos días, cual es el futuro de la mujer en la política. Un visión optimista nos permite decir que la mujer tendrá cada vez mayor participación en la política en el milenio que estrenamos. Para comprobar ello, tenemos que recordar que el voto de las mujeres sólo empezó hace menos de cien años. Sin embargo, esta evolución en la participación de la mujer en la política requerirá -- como fue requerido en el pasado -- una lucha por el poder en un mundo regido aún por las reglas políticas de los hombres. Así, más mujeres en posición de poder requerirán adoptar, de alguna manera posturas masculinas. Sin embargo, ello no tiene que ser siempre así. La educación, a todos los niveles, será una baza importante para modificar esta estrategia inicial.

c) Aún cuando los planteamientos de Fukuyama pueden ser aplicables en mayor medida en las sociedades desarrolladas, fundamentalmente, a la de los Estados Unidos y en alguna medida a la Europea, sería interesante inferir algunos elementos que puedan ser de utilidad para los países de América Latina. Una primera constatación sería que debido a la globalización, la mujer latinoamericana tendrá cada vez mayores posiciones de liderazgo, aunque ello suene a verdad de perogrullo. Habrán cada vez más presidentas, empresarias de éxito, juezas, diplomáticas, catedráticas, militares de alta graduación. Algo que podía resultar inimaginable hace 50 ó 70 años donde todavía la mujer en nuestras sociedades era educada para ser una buena esposa. La pregunta que se mantiene abierta, es si esa mayor participación de la mujer va a modificar su insersión en la sociedad, en particular en su rol de madre y pareja.[24] Otra pregunta que queda pendiente, es cual será su posición en el caso de profesiones jerárquicas como la actividad militar y otras similares. ¿Nos podemos imaginar a corto plazo a una mujer comandando las fuerzas armadas – o cualquier otra institución jerárquica como la iglesia, un partido político o la diplomacia[25]-- de algún país latinoamericano?. Atención que estas son sólo preguntas que dejamos al lector ó lectora para su reflexión y respuesta.[26]

d) Así, una última conclusión que espera ser conciliadora – y que busca aggiornarse con los nuevos tiempos – puede ser considerar que Fukuyama, de alguna manera, muestra ideas a través de las cuales “podemos percibir un disgusto por la posición de la mujer en el mundo actual y una nostalgia por la sumisión de la geisha”.[27] En fin, terminemos recordando a Remiro Brotons – a quién mencionamos al principio del artículo -- que aún busca, como nosotros, crear sinergias entre géneros. [28]

Miraflores, 2000.


[1] “The End of History and the Last Man”. Free Press, New York, 1992. De su ya mencionado libro “El Fin de la Historia…” se ha escrito incluso que constituye probablemente la más importante contribución a la filosofía de la historia desde los trabajos de Marx, considerando, por supuesto, que el libro recoge una lectura crítica de este autor alemán y de otros como Kant, Hegel y Popper. Véase: León Pompa, Professor University of Birmingham en el siguiente sitio de internet: http://www.swan.ac.uk/uwp/1428htm. (N. del A.- Dentro del contexto de este artículo, la mayor parte de las fuentes bibliográficas utilizadas serán citadas como fuentes tradicionales – lo que la doctrina anglosajona denomina true “hard” sources – ó en otros casos tomadas del internet).
[2] Actualmente Francis Fukuyama es Decano de la Escuela de Estudios Avanzados de la Universidad Johns Hopkins.
[3] Samuel Huntington es otro de los “gurús” de las relaciones internacionales modernas. Su articulo sobre el choque de las civilizaciones (Huntington, Samuel P. “The Clash of Civilizations” Foreign Affairs, November/December 1996) es también uno de los más citados entre los académicos actuales. Puede verse parte de la polémica Fukuyama-Huntington, en particular sobre el tema de la globalización, en “The Merrill Lynch Forum” en la siguiente dirección de internet: http://www.ml.com/woml/forum/global2.htm.

[4] “Chimps, like humans, are intensely social creatures whose lives are preoccupied with achieving and maintaining dominance in status hierarchies. They threaten, plead, cajole, and bribe their fellow chimps to join with them in alliances and their dominance lasts only as long they can maintain these social connections (…) Chimpanzees are man´s closest evolutionary relative, having descended from a common chimp-like ancestor less than five million years ago (…) The line from chimp to modern man is continuous”. Fukuyama, F. “Women and the Evolution of World Politics”, op. cit., pp. 25-27

[5] Hobbes, Thomas. Leviatán ó la materia, forma y poder de una república eclesiática y civil/Trad. del inglés de Manuel Sánchez Sarto. 2da. ed. México: Fondo de Cultura Económica, 1980. XXVII, 618p.
[6] Hablando acerca de la participación de las mujeres en las fuerzas armadas Fukuyama arriesga una interesante opinión: “The implications of evolutionary biology for the hot-button issue of women in the military is not as straightforward as one might think. The vast majority of jobs in a modern military organization are in the enormous support tail that trails behind the actual combat units, and there is no reason that women cannot perform them as well if not better than men. While men have evolved as cooperative hunters and fighters, it is no clear that any individual group of women will perform less well than any individual group of men in combat. What is much more problematic is integrated men and women in the same combat units, where they will be in close physical proximity over long periods of time. Unit cohesion, which is the bedrock of which the performance of army rests, has been traditionally build around male bonding, which can only be jeopardized when men start competing for the attention of women. Commanders who encourage male bonding are building on a powerful natural instinct, those who try to keep sexual activity between healthy 20-year-old men and women in check through “zero tolerance” policies and draconian punishments are, by contrast, seeking to do something very unnatural (…) gender segregation in certain parts of the military seems not just appropiate but necessary”. Fukuyama, F., “Women…”, op. cit. pp. 37-38

[7] “Male tendencies to band together for competitive purposes, seek to dominate status hierarchies, and act out aggressive fantasies toward one another can be rechanneled but never eliminated”. Fukuyama, F., op. cit., p. 36
[8] Hubbard, Ruth. "Theoretical Perspectives on Sexual Difference”. Yale University Press, New Haven and London, 1990, p. 70. (La traducción es del autor).
[9] Hubbard, ibid., p. 68
[10] Fukuyama, F., op. cit., p. 39
[11] Ibid. p. 32

[12] Ibid. p. 32

[13] Ibid. p.34

[14] Ibid. p. 36

[15] Así debatiendo sobre acerca de la naturaleza del liderazgo femenino Fukuyama sostiene que: “Needless to say, Thatcher´s conservative politics did not endear her to most feminists, who much prefer a Mary Robinson or Gro Harlem Brundtland as their model of a female leader, despite – or because of – the fact that Thatcher had beaten men at their own game”. Fukuyama, F. op. cit., ibid.

[16] Recuerdese que Lady Thatcher es quién da la executive order para hundir el acorazado argentino “Belgrano” durante la guerra de las Malvinas.

[17] En inglés “empowerment”.

[18] Aún cuando ello puede estar sujeto a discusión, el termino facilitator en inglés puede traducirse como mediador en español. Recientemente en la moderna teoría de la negociación tanto en el tema del medio ambiente cuanto en el caso de la teoría del desarme cada vez más se usan “facilitadores” para acercar posiciones entre delegaciones o grupos regionales. Destacan como facilitadores los diplomáticos suizos, japoneses y los de los países nórdicos. Sobre este tema véanse entre otros los siguientes artículos: Wagner, Lynn M. “Negotiations in the UN Commission on Sustainable Development: Coalitions, Processes, and Outcomes”; Hattori, Takahashi. “The road to the Kyoto Confererence: An Assessment of the Japanese Two-Dimensional Negotiation”; Boyer, Brook y Cremieux, Laurent. “The anatomy of Association: NGOs and the Evolution of Swiss Climate and Biodiversity Policies” todos en: International Negotiation. A Journal of Theory and Practice. The Hague, London, Boston, Kluwer Law International, Vol.4, Nro.2, 1999.

[19] Brundtland fue comisionada por las Naciones Unidas en 1987 para realizar junto con un grupo de expertos el Informe “Nuestro Futuro Común” sobre el estado del medio ambiente global y que, entre otros temas, aborda el concepto del desarrollo sostenible, que es una idea que atraviesa a las sociedades desarrolladas y a las menos desarrolladas, asimismo a las economías de mercado o aquellas centralmente planificadas, a las cuales ahora se les llama economías en transición. Brundtland destacó en la conciliación de las diversas posiciones sobre el concepto de desarrollo sostenible. En la actualidad es Directora General de la Organización Mundial de la Salud, en las Naciones Unidas.

[20] En el actual Gabinete Ministerial de Holanda, Jan Pronk, actual Ministro de Medio Ambiente y ex Ministro de Cooperación Internacional corrige constantemente en el ejercicio de su gestión a su colega mujer Herfkens, ex-Jefa de la Carpeta Perú en el Banco Mundial y actual Ministra de Cooperación Internacional. Con Herfkens además se ha dado un gran viraje – limitación de la cooperación internacional – en varios países menos desarrollados, lo cual no ocurrió con Pronk.
[21] Valga reconocer también que en Holanda, la Reina Beatriz ha demostrado sobradamente que se puede ejercer un liderazgo enérgico y talentoso desde la posición, aparentemente protocolar, de Jefa de Estado, pués durante los años aurorales de su reinado, en la década de los setentas, apoyó a su entonces joven Primer Ministro Ruud Lubbers en la generación de una serie de beneficiosas reformas políticas y económicas en el sistema de seguridad social neerlandés plasmadas en el llamado “Consenso de Wasenaar”. Wasenaar es un espléndido suburbio residencial ubicado a cinco kilómetros de La Haya.

[22] Aunque habría que repensar ello desde la perspectiva política colombiana ó mexicana.
[23] Sobre el tema de la globalización pueden verse nuestras opiniones en la introducción de nuestro libro Negociando nuestro Futuro Común. vid.: Vera Esquivel, Germán. Negociando nuestro Futuro Común. El Derecho Internacional y el Medio Ambiente en el Umbral del Nuevo Milenio. Lima, Instituto de Estudios Ambientales de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Fondo de Cultura Económica, 1998. 272p.

[24] Sobre este punto veánse las significativas cifras que Fukuyama ofrece en el Capítulo Quinto de su libro “La Gran Ruptura…” sobre las altas tasas de divorcio en varios países desarrollados.

[25] En Latinoamerica los casos de Colombia y México son dignos de tener en consideración.
[26] En Latinoamérica, la presencia de las mujeres en puestos de poder ha sido también impulsada por las políticas de empoderamiento de los países desarrollados que algunas veces se han solicitado a nuestros países.
[27] Véase el motivador artículo de Rocío Silva Santisteban. Silva Santisteban, Rocío. “La historia sin fin: Fukuyama contraataca”. El Comercio, Cultura, Domingo 2 de enero del 2000, p. C12

[28] Antonio Remiro Brotons es Catedrático de Derecho Internacional de la Universidad Autónoma de Madrid. En sus propias palabras su libro (“Civilizados, Barbaros y Salvajes en el Nuevo Orden Internacional”. Madrid, Estudios Ciencias Jurídicas, McGraw-Hill, 1996, 222p) “ha sido escrito en el primer mundo para agitar a sus criaturas con planteamientos cosmopolitas y no simplemente tolerantes de las percepciones de los otros mundos, menos desarrollados. En cierto modo es una provocación para evitar la reocupación sectaria del universo, espacio y valores, por las tribus opulentas. Las etiquetas que sirvieron en otro tiempo para justificar la dominación de unos pueblos sobre otros reaparecen ahora bajo terminologías blandas, sedativas. Las vertientes progresistas, humanitarias, solidarias, del nuevo orden son sólo parte de una verdad, a menudo mixtificada. Si Ud. esta satisfecho de si mismo y de la sociedad en que se mueve, mejor no altere su bienestar con una lectura que puede irritarle o hacerle dudar de afirmaciones en las que cree firmemente. Este libro ha sido escrito sólo para seres vivos”.

Comentarios

Unknown ha dicho que…
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Unknown ha dicho que…
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